Del hombre es hacer planes, pero el Señor tiene la potestad de permitir que se cumplan. Al final de nuestros temas y acercándonos al final del año, qué bueno reflexionar sobre nuestros planes, lo que queremos lograr, lo que anhelamos. Una vida consagrada al Señor incluye unos planes consagrados a él. Busquemos la bendición de Dios en nuestro diario vivir y él se encargará de que a nuestra vida llegue lo mejor.
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